Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez Recientemente ha captado, de forma poderosa...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez
Recientemente
ha captado, de forma poderosa, la atención las aspiraciones Presidencialistas
de Ramfis Domínguez Trujillo (Nieto del Dictador), a través del Partido Esperanza
Democrática (PED) - aún si reconcomiendo
oficial – en virtud de que nadie (con el apellido Trujillo) hasta la fecha había
decidido aspirar a posición alguna en el espectro electoral.
Si auscultamos las redes sociales resulta abrumador (en materia de comentarios) el
apoyo recibido por este inusual candidato, que prolifera sentimientos de ley y
orden, muy ausentes en nuestro devenir político y social de la actualidad. Cabe
señalar que en nuestra sin igual República Dominicana, para ganar unas elecciones
se necesitan estructuras partidarias que defiendan los sufragios en las urnas. Quien
no cuente con las estructuras necesarias, sencillamente puede ganar en el corazón
del pueblo pero no en términos oficiales.
Uso
los dos primeros párrafos como plataforma, para responder la incógnita de si ¿Vivimos
o no en una dictadura? ¿De qué tipo?
Uno
de los problemas que rubrica el Sistema ¿Democrático? Representativo es que el
ciudadano se autoanula a la hora de elegir a quien tomará las decisiones. Estas
decisiones sean buenas o malas deben ser aceptadas simple y llanamente por la población,
que debe esperar periodos de 4, 5 y 6 años para volver a autoanularse, en la
elección de otro representante.
Partiendo
de esa tesis el pueblo queda inerme para enfrentar sus propios males, bajo la esperanza,
perdida, de que quien fue electo se los soluciones, desde el ángulo colectivo. En
esos andares tenemos décadas y ahora más que nunca la corrupción exhibe
supermillonarios, que transfirieron fondos públicos a bolsillos privados.
Nuestros
hospitales dan más que pena, la calidad de la enseñanza, producto de varios
elementos conjugados del sistema, es pésima. La seguridad ciudadana es el desafío
a vencer. La impunidad es la mejor aliada de la corrupción, y a su vez esta
alianza puede tipificarse de crimen de lesa humanidad.
Como
vemos (leemos) los males colectivos sociales que supone debe resolver la
eliminación de la tiranía, son solo una apariencia –disgrego: no soy partidario
del autoritarismo, solo resalto el fenómeno de la incapacidad de nuestros líderes
de hacer frente a los males sociales y solucionarlos, tan siquiera en términos mínimos
– que al momento de romper la obsidiana tenemos de nuevo la misma tiranía que
nos privó de las libertades universales que por nacimiento nos corresponde.
En
fin, creo que este avispero desatado a través de las redes sociales, debe
llevar a los partidos, esencialmente a los de oposición, a reflexión, pues el
hecho de que la gente no confíe en ninguno (según demostró barómetro latinoamericano
– 60%-) es un indicio de que algo anda mal en el oficialismo y la oposición.