Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social Cuando Pendes de Atenas estaba en momentos de lanzar su car...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social
Cuando
Pendes de Atenas estaba en momentos de lanzar su carrera como Estadista y Político,
se enfocó en buscar algo fuera de lo ya establecido – un vacío político como él
lo llamaba - teniendo como norte hacer
algo que faltara y llenar las expectativas que no habían llenado otros. Para ese
fin decidió pactar, distinto a sus antecesores, con los Sectores Democráticos del
pueblo y no con la Aristocracia de ese entonces.
Psicólogos
llaman este síndrome – el de no seguir los pasos de los antecesores – como el síndrome
de no alcanzar al padre. Una de las finalidades es precisamente trazar otros
caminos que llenen las aspiraciones o vacíos de la gente en sentido político,
social y económico. Aunque ningún partido se renueva en el poder, se hace necesaria
una reorientación de la ideología peledeista que a partir del año 1996 pactó
con el sector conservador del país, absorbiéndolo de las filas reformistas.
La
aversión hacia la gestión gubernamental se hace evidente día tras día. Pero
desde la óptica oficial todo anda bien; Sigmund Freud diría que el éxito real
crea una cataclasis entre lo que ellos piensan y lo que en verdad pasa en
nuestra nación. Fuera del sideralismo Freud decía que cuando alguien obtenía el
éxito y lo mal ejecutaba es porque mentalmente no se preparó para ello…
…De lo Calcado a lo Diferente
Las
similitudes en la forma de gobierno del PLD con otros del espectro conservador
lo hacen ver como a uno más. ¡Claro! Lo del PLD es ampliado en términos de corrupción
donde la saña de la gente se vislumbra en los comentarios sobre cómo ejecuta su
ideología el PLD en la administración pública.
Tanto
lo psicológico, como lo político y lo social que representa el PLD es lo que lo
ha llevado al fracaso en que se encuentra en la actualidad. Sus militantes
miden el éxito en votos electorales y victorias, de mi parte lo mido en sentido
de que hemos ganado senadores, diputados, alcaldes y regidores, pero hemos
perdido pensadores y críticos sociales.
El
regicidio simbólico que han hecho en contra de los ideales de Juan Bosch hace bullir
las aguas de los pocos serios que quedan en esa parcela política, que aún tienen
la utopía de volver a ver el partido que fue fundado para servir al pueblo.