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EL VERDADERO CAMINO HACIA EL EXITO

Cuando te lanzas a una empresa, debes estar bien claro de  cuál es verdaderamente tu llamado, qué es lo que deseas y qué recursos o cualid...

Cuando te lanzas a una empresa, debes estar bien claro de  cuál es verdaderamente tu llamado, qué es lo que deseas y qué recursos o cualidades tienes o te faltan para  echar la batalla. También debes saber con quién te relacionas, y qué clase de ideas estás albergando en tu mente y en tu corazón.                        

Además qué clase de libros lees, qué clase de música escuchas y cuáles son los programas televisivos o radiales, a los que dedicas parte de tu tiempo.


El querer alcanzar un sueño, un objetivo, una meta, es de inteligentes, para esto debes saber primero cuál es tu don, tu capacidad, tus posibilidades en todos los sentidos, conocer cuáles son tus ventajas y tus limitaciones, ser lo suficientemente humilde y valiente para reconocer tus errores y también ser determinantemente aguerrido para defender tu verdad. Por supuesto en todo éste camino de llegar a ser, debemos cuidar el no golpear a los demás, el no utilizarlos como meros peldaños de una escalera que quiero escalar cueste lo que cueste, pero sí tener el ojo de la realidad bien abierto para saber distinguir entre el trigo y la cizaña.


Debemos esquivar aquellos cantos de sirenas que buscan convencernos que en la corrupción, en el egoísmo y en la insensibilidad hacia los demás, está la puerta hacia el  éxito.Esquivar aquellos que con sus ejemplos denigrantes, nos quieren convencer que hay que difamar, distorsionar verdades, robar  y confundir las mentes de otros con ideas elaboradas en  laboratorios maquiavélicos, para lograr objetivos en nuestras vidas.

Debemos tratar de alimentar nuestras mentes con ideas sanas y que permitan fortalecer nuestra fe. Debemos creer en Cristo, pero no en un Cristo de yeso ni de madera, sino en  aquel que se encuentra vivo en las Sagradas Escrituras.

 En aquel que siendo joven se entregó a un ideal y que a pesar de las invitaciones de Satanás de apartarse de ese ideal, de ese llamado, éste mantuvo su mirada en Dios Padre, y así llegar  a la cruz y realizar nuestra salvación y el perdón de nuestros pecados. El no tuvo que sentarse en la misma mesa con aquellos que utilizaban la religión judía para sacar provecho de los más humildes. No tuvo que asociarse al poder corrupto y corruptor, ni del imperio romano ni de la clase sacerdotal de su tiempo para ser constante y firme en su misión, solo hizo algo, creer en Dios, obedecerle y amarnos, y  

El  estar convencido, que no había fuerza  humana ni sobrehumana, que pudiera evitar extender sus brazos sobre la cruz del calvario.  A sus 33 años, soportó toda las asechanzas y violencias de Satanás, desde golpes físicos y sicológicos hasta la muerte más baja de su tiempo, la crucifixión y todo, porque te amó y te ama, todo porque sin su sacrificio hoy no existirían iglesias, ni sacerdotes, ni pastores, y sobre todo no tuviéramos la oportunidad de verle a El, seguirle a El y ser salvos.

Seguir el ejemplo de Jesús es victoria, pero no creer que El sufrió para que nosotros sufriéramos y viviéramos sometidos a una visión de la vida, despegada del razonamiento y la libertad. La misión del joven Jesús fue precisamente enseñarnos a sufrir por un objetivo de liberación  y de crecimiento, no para  convertirnos en seres masoquistas e irracionales. Jesús  sufrió para que nosotros estuviéramos claro que El vino a dar vida y vida en abundancia. Una teología del sufrimiento donde nos lleve a confundir la humildad con el ser sumiso y que nos  despersonalice, es negadora del evangelio real de Jesús.

Ver a Jesús como modelo es no aceptar nada sin preguntar y sin antes reflexionarlo, porque con Jesús en nuestras vidas sabremos que todos, absolutamente todos somos pecadores y que por lo tanto, para cultivar una vida de éxito y  en plenitud, debemos como jóvenes buscar la verdad, asimilarla y colocarla bien en alto, en el primer lugar en la escala de valores de nuestro diario vivir.

No todo se alcanza, lo que hay que aspirar es a lo perfecto para lograr la excelencia, aspirar a lo excelente para lograr lo mejor, aspirar a lo mejor para lograr lo bueno. Así no sentirás frustraciones, porque en el camino aprendiste lo mejor, a ser feliz con tu esfuerzo y con la base de todo que debe ser Cristo.

 ! Hasta la victoria siempre en Jesucristo!

 PADRE: MANUEL ESTEVEZ
IGLESIA EPISCOPAL DE DAJABON.